Prácticamente ha desaparecido toda la parte central de la plaza, dejando ver un impresionante agujero en casi la totalidad de la superficie de la misma.
Los ruidos provocados por ello están creando efectos colaterales, como son la lenta desaparición de posibles compradores, reticentes a hacer un recorrido más largo que el de antes de las faenas.
La intervención se realiza con una máquina retroexcavadora provista de un gran martillo que va picando el hormigón, mientras que otro operario riega con una manguera la zona en la que se está actuando, a fin de minimizar el impacto, evitando de este modo que se levante polvo, aunque no las molestias.
Según la información recogida al respecto, los laterales de la plaza y el frontal que linda con la calle Real son los que presentarán más dificultades en la demolición, manteniéndose la previsión que prevé un mes como plazo para finalizar el derribo completo.