Pueden encontrarse en los lugares más insospechados y comparten la misma actitud, la de no pensar en la posibilidad de volver.
Lo que en principio supone un período corto, de uno o dos años, suele alargarse hasta convertirse en indefinido.
Los nuevos emigrados coinciden en que adaptarse a otro ritmo de vida supone lo más complicado en un principio, pero que luego resulta muy enriquecedor, haciéndose más llevadero con los años.
Trabajar en tu especialidad, ganar más dinero o escalar a puestos de relevancia son los motivos que hacen irse de tu ciudad de origen, e incluso país.
El perfil del emigrante español es el de un o una joven de 25 a 35 años, con estudios universitarios y sin cargas familiares.
Sin embargo, hay algo que les une a todos: el no renunciar a poder regresar cada verano a ver a la familia y disfrutar de la tierra.