Dos citas, la feria medieval y Equiocio compartieron protagonismo, demostrando que hay público para todo tipo de actividades, en una antesala de las fiestas de verano que resultó de lo más concurrida y animada.
Ferrol Vello se acostó ayer medieval y amaneció de vuelta en el siglo XXI. Una travesía que lo convirtió, por unos días, en el corazón fiestero de la urbe naval.
La fórmula del mercado cumplió su objetivo un año más.
Y también una edición más logró que miles de vecinos y visitantes se dejaran caer por la zona, con la excusa de recorrer el centenar de paradas de que fueron desde artesanía hasta la gastronomía, tomando el entorno de la Plaza Vella, la Alameda del Carbón y San Francisco.
Todo aderezado por una cascada de espectáculos callejeros, junto con talleres y actividades variadas para los más pequeños de la casa.
La Feria Medieval ha acabado, pero ha sido el prólogo de lo que está por venir: el inicio de las fiestas de verano a lo largo de toda una semana.