Para apuntalar la petición, el escrito incorpora varios ejemplos gráficos que evidencian las discordancias existentes entre la realidad de los bienes y la que se muestra en la información del Catastro. Son desfases en superficies totales, en la situación exacta de vías públicas y de los propios terrenos, delimitaciones cartográficas que no se corresponden con las parcelas e incluso incongruencias en las propias fichas catastrales, donde aparecen grandes diferencias entre las superficies "gráficas" y las de "cultivos" que en teoría deberían tener cifras idénticas.