En total son siete familias las que tienen este problema. Las viviendas están en manos del Sareb y de la promotora que los construyo, y que ahora está en concurso de acreedores. Por ello, los legítimos propietarios se ven atados de pies y manos para denunciar estos robos. Y son ellos mismos los que están patrullando el barrio y vigilando en sus coches el edificio para evitar los robos. Sin embargo, ya han sido varias las viviendas que han sido completamente desvalijadas.
El problema con este edificio se remonta al año 2002, cuando se inició el proceso de edificación. La crisis del ladrillo frenó las obras, y a partir de ese momento los problemas económicos de la promotora derivaron en que el banco malo se quedase con las viviendas. Los inmuebles ya estaban preparados para habitarlos, aunque ahora están siendo desvalijados.