La moción de censura contra el ahora ex alcalde de Fene, Juventino Trigo, fue consumada finalmente esta mañana tras meses de acusaciones y una sentencia judicial. En una sesión tensa, cargada de gritos e insultos por parte de los numerosos vecinos que abarrotaban la sala, los miembros restantes del antiguo tripartito de gobierno aceptaron el dictamen de la juez ferrolana y se despidieron de la ciudadanía con emotividad.
La sesión arrancó a 12 y 5 minutos con un relatorio de los hechos previos a la sesión por parte de la Secretaria Municipal, donde se destacó cómo el auto judicial no consideraba tránsfugas a los ediles de Somos Fene y que las apelaciones presentadas no tendrían validez en la misma. Tras esto, las miembros de la mesa de edad, Mariela Aguilar del BNG y Rocío Bértoa del PP, comprobaron que la moción cumplía con los requisitos legales. Aguilar, que durante la anterior sesión paralizó el proceso al considerar como tránsfugas a los miembros de Somos Fene, declaró no estar de acuerdo con el procedimiento, pero se vio forzada a aceptarlo por la decisión judicial.
El proceso continuó con un turno de palabra entre el aspirante a alcalde, Gumersindo Galego, y el entonces regente, Juventino Trigo, en el que intercambiaron descalificaciones varias. Galego señaló la ineficacia del gobierno, puntualizando las obras que llevaban desde 2015 a la espera de licitación y la falta de presupuestos durante las últimas legislaturas. Trigo, por su parte, destacó la dificultad de gobernar en minoría, acusando a la oposición no sólo de mentir, sino también de sabotear cualquier acción del ejecutivo.
Tras este turno de palabra se le dio voz a los representantes de los diferentes partidos de la Corporación, momento en el cual las descalificaciones por parte de los vecinos asistentes crecieron en intensidad. El portavoz del PSOE justificó la abstención de su grupo por las supuestas deslealtades sufridas con el paso de los años por parte del BNG. La tensión llegó al máximo durante el turno de palabra de Xosé Manuel Bastida, incapaz de hablar por el griterío de los presentes, hasta el punto de que Mariela Aguilar tuvo que amenazar en numerosas ocasiones con abandonar la sala. Los turnos de Izquierda Unida y el BNG se saldaron rápida y sentimentalmente, con múltiples agradecimientos hacia la ciudadanía y alguna descalificación final.