Alrededor de las 11 de la mañana un vecino que transitaba por la calle María alertaba a la Policía Local de que un vehículo que permanecía estacionado echaba humo por la parte delantera. Los agentes dieron de inmediato la alerta al cuerpo municipal de bomberos, que acudió hasta el lugar de los hechos.
Los profesionales inspeccionaron el vehículo a través de una cámara térmica, que utiliza tecnología de infrarrojos y que los bomberos emplean habitualmente en los incendios para ver a través del humo y la oscuridad.
Tras la comprobación, los bomberos corroboraron que el vehículo había sido estacionado recientemente y que el motor permanecía caliente, por lo que el humo que alertó en un primer momento a los vecinos no era otra cosa sino vapor de agua del contraste del capó caliente con la lluvia fina que caía en esos instantes. Afortunadamente, todo quedó en un susto.
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